sábado, 30 de diciembre de 2017

REEDICIÓN REVISTA 'AMOR Y RABIA', 5: «EL ANARQUISMO RUSO (1903-1921)»

Antes de que se nos acabe este año 2017, el año del centenario de la Revolución rusa de 1917, reeditamos el número 5 de nuestra revista que sacamos allá por marzo de 1996 dedicado al papel desconocido que tuvieron los anarquistas durante este acontecimiento histórico de gran relevancia política y social del pasado siglo XX. Para ello nos servimos de un resumen del libro Los anarquistas rusos, del historiador neoyorquino —de origen judío ucraniano y experto en movimientos sociales— Paul Avrich (1931-2006).

Aunque los vencedores fuesen los bolcheviques, los protagonistas de aquellos hechos fueron varios, desde liberales y conservadores hasta las diferentes versiones del socialismo, como eseristas y mencheviques, los anarquistas también tuvieron su participación. En este número los apartados se dividieron siguiendo los capítulos del citado libro; hablamos desde los orígenes del anarquismo ruso entre las comunidades judías del occidente del imperio zarista, pasando por la Revolución de 1905, hasta las revoluciones de Febrero y Octubre de 1917. También se habla de la guerrilla majnovista del sudeste de Ucrania y de la rebelión de la isla-fortaleza de Kronstadt (de ahí el subtítulo de «La cara oculta de la revolución de 1917» de este número).

Los anarquistas apoyaron las revueltas que acabaron con el zarismo y el parlamentarismo burgués, después fueron duramente reprimidos por los bolcheviques ya en el poder. Algunos colaboraron con el nuevo régimen, ya que lo consideraban más apropiado ante el avance de los generales contrarrevolucionarios y la intervención extranjera. Pero de poco les sirvió. Los bolcheviques (rebautizados comunistas) querían el control absoluto, y todo lo que les molestaba era eliminado. Para ello se valieron del «Terror Rojo» y la Cheká (la policía política). Fue el inicio de una de las dictaduras más duraderas del planeta, eso sí, en nombre del llamado «socialismo real». Un cambio de dueños por otros, es lo que suele pasar al confiar en políticos profesionales.

También añadimos un texto de Ignacio de Llorens sobre la CNT durante la III Internacional y su ruptura con ésta, tras conocer la represión a la que estaban sometidos los compañeros ácratas rusos en aquellos años.







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domingo, 12 de noviembre de 2017

LA VOZ DEL PUEBLO

   [Aunque algunos pretendan convencernos que los planteamientos antiautoritarios e internacionalistas de los viejos anarquistas del siglo XIX están caducos y obsoletos, en realidad están muy al día. Los que defienden el apoyo y participación popular en el juego del poder político, como algo digno de ser tenido en cuenta, que sepan que no es nuevo, siempre ha habido sectores sociales emergentes que se han valido de las clases populares (como últimamente ha venido haciendo cierta parte de la oligarquía catalana con su gente) en su provecho. Como bien nos cuenta una historiadora medievalista francesa sobre el Valladolid de la primera mitad del siglo XIV. En muchas cosas no pasa el tiempo.]

Cortes de Valladolid de 1295.

Las crisis de finales del siglo XIII y de las primeras décadas del XIV no parece pues haber afectado profundamente a Valladolid que, no sólo consiguió mantenerse sino que aprovechó las dificultades de la Corona para obtener mayor independencia.

La vida política urbana se vio sin embargo afectada por la lucha que entabló un sector de la población, enriquecido durante la segunda mitad del siglo XIII, para acceder al gobierno municipal, reservado, desde el privilegio de Alfonso X, a las diez casas oligárquicas de los linajes de Tovar y de Reoyo. Aprovechando sin duda la crisis general y cierto descontento popular, los mercaderes, plateros, peleteros y demás representantes de los oficios de mayores ingresos en la villa consiguieron de la reina María de Molina, durante la minoría de Fernando IV, que se anulasen los privilegios concedidos a los caballeros en el Fuero Real y se constituyeron en un verdadero partido popular, la Voz del Pueblo.

En marzo de 1320, dos meses después que los linajes de Tovar y de Reoyo y la Voz del Pueblo nombraran representantes para llegar a un acuerdo, la reina María de Molina, que necesitaba desesperadamente el apoyo de la ciudad, devolvió a los caballeros sus privilegios, que incluían el monopolio de los cargos municipales.

Un año después, en marzo de 1321, poco antes de su muerte, la reina confirmó el compromiso establecido, que reservaba a los representantes de la Voz del Pueblo la mitad de los oficios concejiles, mientras los linajes se repartían la otra mitad.

Ignoramos las circunstancias de este acuerdo y en particular si hubo, como en numerosas ciudades europeas en la misma época, violencias y disturbios; en cambio, la élite de los no-privilegiados había conseguido, mediante el apoyo popular, el acceso al gobierno municipal.

Entre 1321 y 1332 sin embargo, los mercaderes y artesanos enriquecidos que habían accedido al poder municipal no debieron de cumplir las expectativas suscitadas cuando encabezaban la Voz del Pueblo. Privadas del beneficio de su «revolución», las capas populares reaccionaron al cabo de unos años e intentaron llevarla a cabo reuniéndose a campana tañida, distribuyéndose cargos y rentas municipales, e irrumpiendo en las sesiones del concejo. A petición del concejo —oficial—, el rey tuvo que intervenir: en marzo de 1332, las reuniones populares de los «menestrales y otras gentes menudas» fueron prohibidas y se devolvió el monopolio del ejercicio del poder en Valladolid a los linajes de Tovar y de Reoyo. La presencia en el concejo, posteriormente al privilegio real, de los mercaderes que habían conseguido desempeñar oficios públicos a raíz de la «revolución» de 1320-1321, sólo se explica por su integración en alguno de los dos linajes; entre 1321 y 1332, los linajes vallisoletanos perdieron pues su carácter de «familias de sangre» para convertirse en «familias espirituales», en bandos.

A partir de 1332, los linajes se repartieron por mitad los oficios municipales: regidurías a partir de mediados del siglo XIV, alcaldías, escribanías de la villa y luego «del número», procuradurías en Cortes, fielatos, aposentadurías, guías, tasadurías, montanerías, andadurías, pregonerías, así como los dos cargos de «conservadores» de la universidad.

La «revolución» de 1320-1332 y la Voz del Pueblo vallisoletana no fueron acontecimientos aislados: en Italia y en Flandes, por esas mismas fechas, los «burgueses» enriquecidos consiguieron también forzar el acceso a los gobiernos urbanos, con el apoyo de las masas populares. Sin embargo, al contrario de lo que ocurrió en otras ciudades europeas, en Valladolid la apertura de la oligarquía a nuevos miembros no fue un hecho efímero, sino que se erigió en sistema; no hubo así, como en Florencia por ejemplo, nuevos disturbios a finales del siglo XIV.

ADELINE RUCQUOI
Valladolid en el Mundo. La Historia de Valladolid
(1993)

miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA CAÍDA DEL GOBIERNO KERENSKI, LA VICTORIA DEL PARTIDO BOLCHEVIQUE

'Asalto al Palacio de Invierno', diorama de Yefim Dyshalyt
situado en el Museo de la Revolución de Moscú
(madrugada del 8 de noviembre de 1917).

 Por VOLIN

A partir del 17 de octubre (30 de octubre, según el calendario actual), el desenlace se aproxima. Las masas están prestas para una nueva revolución, como lo prueban los levantamientos espontáneos desde julio, el ya citado de Petrogrado y los de Kaluga y Kazán y otros del pueblo y de tropas, en diversos puntos.

El partido bolchevique se ve, entonces, ante la posibilidad de apoyarse sobre dos fuerzas efectivas: la confianza de gran parte del pueblo y una fuerte mayoría del ejército. Así pasa a la acción y prepara febrilmente su batalla decisiva. Su agitación produce efervescencia. Ultima los detalles de la formación de cuadros obreros y militares. Organiza también, definitivamente, sus propios equipos, y redacta la lista eventual del nuevo gobierno bolchevique, con Lenin a la cabeza, quien vigila los acontecimientos de cerca y transmite sus últimas instrucciones. Trotski, el activo brazo derecho de Lenin, llegado hacía varios meses de Norteamérica, donde residió desde su evasión de Siberia, participará en puesto destacado.

Los socialistas revolucionarios de izquierda actúan de acuerdo con los bolcheviques. Los anarcosindicalistas y los anarquistas, poco numerosos y mal organizados, pero muy activos también, haciendo todo lo que pueden para sostener y alentar la lucha contra Kerenski, no por la conquista del poder, sino por la organización y la colaboración libres.

Conocidas la extrema debilidad del Gobierno Kerenski y la simpatía de una aplastante mayoría popular, con el apoyo activo de la flota de Kronstadt, siempre a la vanguardia de la revolución, y de gran parte de las tropas de Petrogrado, el Comité Central del partido bolchevique fijó la insurrección para el día 25 de octubre (7 de noviembre). El Congreso Panruso de los Soviets fue convocado para la misma fecha.

Los miembros del Comité Central estaban convencidos de que este congreso de mayoría bolchevique y obediente a las directivas del partido debía proclamar y apoyar la revolución y reunir todas las fuerzas para hacer frente a la resistencia de Kerenski. La insurrección se produjo el día señalado por la tarde. Y, simultáneamente, el congreso de soviets se reunió en Petrogrado. No hubo combates en las calles ni se levantaron barricadas.

Abandonado por todo el mundo, el gobierno Kerenski, asido a verdaderas quimeras, permanecía en el Palacio de Invierno, defendido por un batallón seleccionado, otro compuesto de mujeres y algunos jóvenes oficiales aspirantes.

Tropas bolcheviques, de acuerdo con un plan establecido en el Congreso de soviets y el Comité Central del partido, cercaron el palacio y atacaron sus defensas. La acción fue sostenida por naves de guerra de la flota del Báltico, de Kronstadt, alineadas sobre el río Neva, con el crucero Aurora. Después de una breve escaramuza y algunos disparos de cañón desde el crucero, las tropas bolcheviques se apoderaron del palacio. Kerenski había huido. Los demás miembros de su gobierno fueron arrestados.

Así, en Petrogrado la insurrección se limitó a una pequeña operación militar, conducida por el partido bolchevique. Habiendo quedado vacante el gobierno, el Comité Central del partido se instaló como vencedor en aquella revolución de palacio.

Kerenski intentó marchar sobre Petrogrado con algunas tropas sacadas del frente de guerra, cosacos y la división caucasiana, pero fracasó por la vigorosa intervención armada de los obreros de la capital y, sobre todo y una vez más, por los marinos de Kronstadt, llegados precipitadamente a prestar ayuda. En una batalla cerca de Gatchina, en los alrededores de Petrogrado, una parte de las tropas de Kerenski fue derrotada y la otra se pasó al campo revolucionario. Kerenski pudo salvarse en el extranjero.

En Moscú y otras partes la toma del poder por el partido bolchevique se efectuó con menos facilidad. Moscú vivió días de combates encarnizados entre las fuerzas revolucionarias y las de la reacción, que dejaron muchas víctimas. Numerosos barrios de la ciudad resultaron muy dañados por el fuego de la artillería. Finalmente, la revolución la ocupó. En otras ciudades, igualmente la victoria costó violentas luchas.

El campo, en general, permaneció casi indiferente. Los campesinos estaban muy absorbidos por sus preocupaciones locales: desde hacía mucho tiempo se preocupaban en resolver por sí mismos el problema agrario; no temían el poder de los bolcheviques. Puesto que tenían la tierra y no temían el retorno de los señores, estaban bastante satisfechos y eran indiferentes ante los defensores del trono. No esperaban nada malo de los bolcheviques, ya que se decía que éstos querían terminar la guerra, lo cual les parecía justo. No tenían, pues, ningún motivo para desconfiar de la nueva revolución.

La manera cómo ésta se cumplió ilustra sobre la inutilidad de una lucha por el poder político. Si éste es sostenido por una gran mayoría y, sobre todo, por el ejército, no es posible abatirlo. Y si es abandonado por la mayoría y por el ejército, que es lo que se produce en el momento de una verdadera revolución, entonces tampoco vale la pena dedicarse a él especialmente. Ante el pueblo armado se derrumba solo. Hay que abandonar el poder político para ocuparse del poder real de la revolución, de sus inagotables fuerzas potenciales, de su irresistible impulso, de los inmensos horizontes que abre, de todas las enormes posibilidades que contiene en su seno.

En muchas regiones, la victoria de los bolcheviques no fue completa, particularmente en el Este y en el Mediodía. Movimientos contrarrevolucionarios se perfilaron muy pronto y se extendieron hasta una verdadera guerra civil que duró hasta fines del año 1921.

Uno de esos movimientos, dirigido por el general Denikin, en 1919, fue sumamente peligroso para el poder bolchevique. Partiendo de los confines de Rusia meridional, región del Don, Kuban, Ucrania, Crimea, Cáucaso, el ejército de Denikin arribó, en el verano de 1919, casi hasta las puertas de Moscú. Explicaremos más adelante los elementos que le otorgaron tanta fuerza a ese movimiento, así como el modo como este peligro inminente pudo ser evitado, una vez más al margen del poder político bolchevique.

Muy peligroso fue asimismo el levantamiento desencadenado más tarde por el general Wrangel en los mismos parajes, después de haber sido ahogado el dirigido militarmente por el almirante Kolchak en el Este. Las otras rebeliones contrarrevolucionarias fueron de menor importancia.

La mayor parte de estos intentos fueron, en parte, sostenidos y alimentados por intervenciones extranjeras. Algunos han sido patrocinados y hasta políticamente dirigidos por los socialistas revolucionarios moderados y los mencheviques.

El poder bolchevique debió sostener una lucha larga y difícil: primero, contra sus ex colaboradores, los socialistas revolucionarios de izquierda, y segundo, contra las tendencias y el movimiento anarquistas. Ambos combatieron a los bolcheviques, en nombre de la «verdadera revolución social», traicionada, a su entender, por el partido bolchevique en el poder.

El nacimiento y, sobre todo, la amplitud y el vigor de los ataques contrarrevolucionarios fueron el resultado fatal de la deficiencia del poder bolchevique, de su impotencia para organizar la nueva vida económica y social. Ya veremos cuál ha sido la evolución real de la revolución de octubre, y cómo el nuevo poder supo, finalmente, mantenerse, imponerse, dominar la tempestad y resolver, a su manera, los problemas de la revolución.

El año 1922, el bolcheviquismo en el poder pudo sentirse definitivamente dueño de la situación y comenzar su momento histórico. La explosión produjo las ruinas del zarismo y del sistema feudal-burgués. Era necesario comenzar a edificar la nueva sociedad.

(Libro I, Tercera Parte, Capítulo V.)

lunes, 30 de octubre de 2017

REVISTA AMOR Y RABIA Nº.70, «CONTRA EL NACIONALISMO»

En febrero del año 2011 salió, desde Valladolid por la red de redes, en archivo PDF, un panfleto antinacionalista titulado ¡QUE ARDAN TODAS LAS PATRIAS! (OTRA GLOBALIZACIÓN ES POSIBLE), con ese escrito se quiso denunciar como el nacionalismo habría sido asimilado por la izquierda política (mejor dicho, las izquierdas, porque la izquierda no es una sino varias). El movimiento obrero desde tiempos de la Primera Internacional siempre ha pretendido ser internacionalista, como sinónimo de cosmopolita o universal. Internacionalismo entendido como la superación de todo tipo de barreras culturales y nacionales que separan a las gentes, a los pueblos en identidades subjetivas.

El nacionalismo es una ideología, con raíces burguesas, que se complementó en la implantación de la economía capitalista y la formación del Estado moderno. La nueva élite burguesa, que arrebató el poder a las anteriores aristocracias del Antiguo Régimen, necesitó de una nueva fe política que identificase a los gobernados con sus mandatarios, y a esa creencia se llamó patria.

El socialismo se adhirió a un internacionalismo obrero para hacer frente a las nuevas injusticias sociales que salieron de las llamadas revoluciones liberales, revoluciones burguesas ante todo. Cuando alguien mezcló el socialismo con el nacionalismo parió el fascismo, para frenar el avance del movimiento obrero y defender los intereses capitalistas, en nombre de un falso anticapitalismo. La criatura fascista se desmadró y tuvo que ser eliminada por los mismos quienes la alimentaron, tras la II Guerra Mundial.

El imperialismo fue la máxima expresión de ese nacionalismo de las potencias, y a él se enfrentó otro nacionalismo ‘liberalizador’, que no era más que el intento de sustitución del poder por las élites nativas de las coloniales.

Este tipo de nacionalismo ‘liberalizador’ o ‘defensivo’, sirvió de inspiración a otros movimientos políticos y sociales, que dicen defender los derechos de sus respectivos pueblos y regiones, respecto a sus opresivos gobiernos centrales, con la única finalidad de crear sus propios mini-Estados, en nombre del Derecho a la Autodeterminación de los Pueblos o Naciones. Simplemente, para cambiar de amos sin emanciparse de ellos (los autóctonos).

Esta fue la idea, a grandes rasgos, que quisimos exponer en el texto susodicho (y que sacamos en el blog EL AULLIDO: ¡¡¡ANARQUICEMOS, «ANARQUIZAD»!!!, bajo el nombre de Grupo Anarquizante Stirner), también vino acompañado de un número en papel de EL AULLIDO, en abril de ese año que se repartió por varios locales de la ciudad.

En él se atacó directamente los llamados ‘nacionalismos periféricos’ de este país, que se definen como antiespañolistas, debido, en contra de los que mucha gente cree, a que beben de las mismas fuentes racistas y reaccionarias que aquél que dicen osar hacer frente, el nacionalismo español. En una charla que hizo el autor principal de este texto en Toledo, se le echó en cara esto, por qué se criticaba los nacionalismos vasco o catalán y no al español. Por eso, porque nos los han vendido como progresistas y avanzados, cuando en el fondo surgen de las mismas raíces ultramontanas y supremacistas, como denunciamos en el ¡QUE ARDAN...!, los unos no existirían sin el otro, ambos se retroalimentan.

Después de los años, y con lo que estamos viendo últimamente, volvemos a sacarlo como número especial de AMOR Y RABIA. Con diferentes nombres somos la misma gente, nunca nos hemos ido.

¡SALUD Y LIBERTAD!





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jueves, 19 de octubre de 2017

SOBRE EL ESCENARIO SOCIAL ANTE EL PROCESO DE INDEPENDENCIA EN CATALUÑA


“El nacionalismo de los de arriba sirve a los de arriba. El nacionalismo de los de abajo sirve también a los de arriba. El nacionalismo, cuando los pobres lo llevan dentro, no mejora: es un absurdo total.”
Bertolt Brecht.

Este escrito tiene la intención de aportar elementos para un debate sobre este tema señalando posiciones éticas, principios políticos del movimiento libertario, historia lejana y hechos recientes que nos ayuden a abordar una situación en que, sincera y humildemente, pensamos que los árboles no nos dejan ver el bosque.

Empezar por las ideas parece lógico. El internacionalismo rubricado en nuestros principios se ha caracterizado siempre por negar las limitaciones físicas que los discursos nacionales (con Estado o sin él) ponían a la geografía. Declaraciones de Reclús, de Anselmo Lorenzo y otros lo señalan (1). De hecho, en los antecedentes de nuestra organización encontramos a la Alianza Internacional de la Democracia Socialista de Bakunin fundada en 1868 con estas bases de doctrina política:

  • La supresión de los Estados nacionales y la formación en su lugar de federaciones constituidas por libres asociaciones agrícolas e industriales.
  • La abolición de las clases sociales y de la herencia.
  • La igualdad de sexos.
  • La organización de los obreros al margen de los partidos políticos.
En general es contradictorio hacer convivir expresiones como estas con la formulación política del “derecho de autodeterminación de los pueblos”, y se hace confundiendo al pueblo trabajador con el conjunto de personas a las que se atribuye identidad cultural (sean trabajadores o explotadores), y “autodeterminación” como una suerte de “autogestión política” sin explicar su significado real y sobre quién y de qué forma se ha pretendido históricamente aplicar ese derecho.
No está de más que se fijen los significados de las palabras que se están utilizando.

– Pueblo:

Del lat. popŭlus.

3. m. Conjunto de personas de un lugar, región o país.

– Patria:

1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.

– Nación:

Del lat. natio, -ōnis 'lugar de nacimiento', 'pueblo, tribu'.

1. f. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo Gobierno.

3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.

– Autodeterminación: De auto- y determinación.

1. f. Decisión de los ciudadanos de un territorio determinado sobre su futuro estatuto político.

El anarcosindicalismo, como aplicación práctica que toma los principios del anarquismo, no se sostiene sobre la tradición ni sobre la reivindicación cultural común como medio de agrupar a los seres humanos. A diferencia de otras ideas políticas, está fundamentado en los derechos universales de la persona, la libertad absoluta individual, y solo en segundo orden y como proyección de la misma, los derechos colectivos.

Por ello reivindica el internacionalismo como superación de los Estados-Nación, como defensa del cosmopolitismo formulado ya en la Grecia clásica y no como la caricatura que han querido hacer de ello redefiniéndolo absurdamente como “colaboración entre naciones”.

La utilización del “pueblo” en el contexto de la crisis desatada por la convocatoria del referéndum de Cataluña hace referencia inequívocamente a todas las personas que viven en Cataluña a las que se les supone una vinculación a la cultura autóctona convenida, y por tanto no diferencia entre clases sociales ni entre gobernantes y gobernados.

En el caso de la “autodeterminación” hay que entender que incluso no siendo una formulación política del anarquismo o del anarcosindicalismo hay contextos donde se ha utilizado el término por la condición de práctica esclavitud y por tanto lesión de derechos fundamentales de los habitantes de un lugar concreto a diferencia de la consideración de que han gozado en las metrópolis (desde Eliseo Reclús se condena el colonialismo).

Los habitantes de Guinea Ecuatorial no tenían los mismos derechos que los españoles, ni los indios que los británicos, por lo que lesionado un derecho individual como es la igualdad se ha podido llegar a hablar de autodeterminación como medio de superar la injusticia y la explotación del grupo. Otra cosa distinta es, sin ningún tipo de vergüenza, simular en una región una falta de derechos comparándose con los ejemplos anteriores (2).

Toda la retórica nacional ha estado constantemente calificando de agravio, derecho o libertad, según convenga, aquellos comportamientos que ellos mismos ejecutan o defienden en su propio territorio respecto a regiones interiores. Los defensores de la autodeterminación, en este caso los independentistas catalanes, jamás concederán ese derecho al Valle de Arán (aunque le den un estatuto particular como el Estado español concede a Cataluña) ni reconocerán el centralismo de Barcelona, así como los castellanos incluyen León en sus planes independentistas, y estos a su vez al Bierzo, a pesar de que los bercianos mayoritariamente no se consideran leoneses. A nadie se le escapa que detrás de la pantalla de la reivindicación de derechos y libertades modernas habitan visiones históricas procedentes del feudalismo que de vez en cuando se ponen encima de la mesa.

Analicemos ahora algunas afirmaciones que se están haciendo continuamente desde el discurso independentista, empezando por la “imposición del Estado español”.

¿Tienen menos o distintos derechos, gravosos comparativamente, los ciudadanos de Cataluña a los restantes?

¿Se ha impuesto la Constitución y el resto de la legislación española a Cataluña, incluido el Jefe del Estado?

No se puede contestar afirmativamente a ninguna de las dos preguntas. A la primera, porque es evidente que toda la legislación que el aparato estatal aplica a sus ciudadanos no hace distinciones en ninguna parte del territorio. Si acaso existen concesiones, en materia fiscal por ejemplo, como sabemos. Y desde luego, en lo que nos afecta como trabajadores (es conveniente no perder la perspectiva), no se puede afirmar que los trabajadores catalanes sufran ningún agravio con respecto a otros. Lo que sí hemos visto estos días es una manifestación gigantesca en Linares por el azote que el desempleo ejerce en ese lugar como en ninguno del país.

Con la segunda pregunta más gente dudaría porque los discursos falsos que el independentismo repite insaciablemente han sembrado la duda, no vaya a ser que nos cuelguen el sanbenito de “españolistas” en la eterna dicotomía falaz.

Para ser honestos no podemos olvidar que en la propia redacción de la Constitución Española ratificada en 1978 participa un miembro de CiU, Miquel Roca, nieto de un dirigente carlista, galardonado entre otras cosas con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y que ha llegado a defender a la Infanta de Borbón en los juzgados, una vez que la justicia española la hizo sentarse en el banquillo. Fue secretario general adjunto de CDC de 1974 a 1979, partido al que ha pertenecido hasta 2016, en que defendió al candidato de Unió, partido que fundó su padre.

Y, ¿cuál fue la reacción de los catalanes a la votación de la Constitución aquel 6 de diciembre? Pues con una participación entre el 67% y el 74% (según la provincia) más del 90% de los catalanes votaron a favor del texto. Se pueden decir muchas cosas, pero desde luego son tan responsables o más de que se estén aplicando hoy en día sus artículos que los ciudadanos de Valladolid, que lo aprobaron con un 83% de síes (3). Y hay que recordar que es el texto donde se da legitimidad al Borbón como Jefe del Estado habiendo jurado hacía poco los Principios del Movimiento franquista. Es también tragicómico ver las críticas que hacen hoy al “régimen del 78” los miembros del PC que votaron a favor de todo aquél montaje desde las Cortes o desde la mesa de los Pactos de la Moncloa, donde también participó CiU.

Desde esto (si se quiere tomar como un principio) hasta hace cuatro días, quienes tienen las riendas del “procés” han sido el sostén de los sucesivos gobiernos felipistas y aznaristas aportando sus votos generosamente en el Congreso de los Diputados para aplicarnos a todos los súbditos de este Reino las sucesivas reformas laborales, los sucesivos recortes de libertades, los sucesivos programas de ajuste presupuestario en materia social. (4)

¿El independentismo históricamente es de izquierdas? ¿La independencia de Cataluña es un movimiento de izquierdas? ¿Lo son sus dirigentes y por ello tiene sentido esperar que un nuevo escenario independiente sea distinto, mejor?

Cualquiera que haya buceado mínimamente en la historia del último siglo sabe que no. Por no hablar de la patronal catalana más derechista, a la que no gusta hacer referencia porque no dudaba en acudir a las fuerzas policiales centralistas cuando las huelgas se le iban de las manos, vamos a hablar de una fuerza como ERC.

ERC, partido que hoy sube en las encuestas como la espuma, ha sido históricamente una amalgama de sectores que no podían estar más enfrentados. Pero incluso Jacinto Toryho, director del Solidaridad Obrera de 1936 a 1938, afirmaba que la Lliga Regionalista y ERC “en lo social no eran fracciones diferentes, sino dos expresiones reaccionarias a las que solamente separaba un matiz partidista electorero”.

El cemento nacionalista obra milagros como mantener en el mismo partido a gente como Companys y a la de otro partido más pequeño llamado Estat Catalá. Uno de sus dirigentes y fundador de ERC, Josep Dencás, visitó personalmente a Mussolini en Italia y fue el responsable de la creación de milicias paramilitares que no dudó en utilizar contra la CNT. Influido por las ideas racistas de Pere Martir Rossell i Villar, se autodefinía como “nacionalsocialista”. Como consejero de gobernación mantuvo a su lado a los hermanos Badia. Miquel Badia, como Jefe Superior de la Comisaría General de Orden Público, movilizó a policías y paramilitares (“Escamots”) contra la huelga de transportes de Barcelona en 1933 convocada por la CNT. Acabaron muertos por disparos de militantes de la FAI. En 1937 las fuerzas de ERC se sumaron a las del PSUC para atacar a los libertarios en Barcelona en los hechos trágicos de mayo. Hay suficiente documentación publicada para quién desee profundizar.

Esto podría ser cosa del pasado si no hubiésemos visto cómo se celebra anualmente un homenaje a los hermanos Badia (5), y como hace unos años contaron en el acto con la presencia del señor Oriol Junqueras, hoy en día Vicepresidente de la Generalitat y Presidente de ERC.

Pero no es la única sorpresa del presidente de un partido que se denomina “Esquerra”. Hace muy poco tiempo apareció en la portada del ABC (6) junto a otro grupo de serviles (ojo, Bertín Osborne, Cospedal, Borja Prado…) defendiendo ni más ni menos que la retransmisión de la misa católica dominical. No en TV3, no, en Televisión Española. Todo ello debido a las críticas que sobre ello habían realizado diputados de Podemos.

Y por si su conservadurismo no había quedado claro, la página “InfoVaticana” se hace eco de declaraciones en diversos actos públicos de este personaje donde hace “llamamientos a que haya vocaciones”. (7) Es importante señalar que en intención de voto hoy en día la antigua CiU, hoy PdCat, está en caída libre, pero es ERC quién recoge los votos perdidos por aquella formación, subiendo en las encuestas espectacularmente.

No podemos olvidar tampoco que Oriol Junqueras tiene un antecesor digno de mención: Heribert Barrera, el que fuera Secretario General de ERC (1976-1987), presidente del mismo (1991-1995), presidente del Parlamento catalán (1980- 1984) y diputado del Parlamento Europeo (1991-1994). A pesar de sus opiniones sobre la inferioridad mental de los negros o el peligro que corría la cultura catalana con la invasión de los inmigrantes, fue homenajeado sin pudor, no solo por Josep Anglada, dirigente de Plataforma per Catalunya (8), sino que recibió la Medalla de Oro de la Generalitat (9), además de haber sido miembro del Consejo Consultivo de Omnium Cultural. Hoy esta entidad es una de las que encabeza el impulso nacionalista en Cataluña estando presidida por el empresario Jordi Cuixart.

Resulta también cuando menos curioso que uno de los tópicos utilizados por el independentismo sea acusar de franquistas a todos al sur del Ebro, mientras uno de sus alcaldes a quien hemos visto ser aplaudido hace poco en su visita al juzgado para prestar declaración por el referendum, Ferrán Bel, defendió la continuidad en 2010 del monumento franquista en su localidad, Tortosa, junto a varios de sus concejales. Su retirada se había llevado al Pleno del Ayuntamiento avalada por 2000 firmas de los vecinos que fueron aplastadas por sus votos (CiU) y los del PP. (10)

De igual modo, parece que pasa inadvertido a la memoria que los monjes de la abadía de Montserrat defendieron a sus homólogos del Valle de los Caídos (benedictinos todos) ante el intento de acabar con ese parque temático del franquismo en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Esos mismos monjes que lo mismo reciben en 1940 a Himmler buscando el Grial (11) que organizan actos por la independencia desde 2014 (12). Todo muy identitario.

Y aunque cuando se atacan las políticas del Gobierno catalán los independentistas suelen escurrir el bulto señalando a CiU como responsable, es conveniente recordar que solo se han cambiado la careta, prácticamente todos siguen ahí bajo la nueva marca PdCAt con Artur Mas como presidente del partido. Como todos sabemos al frente de la Generalitat también se sitúa un convergente, Carles Puigdemont, y hemos tenido que ver respaldos sorprendentes a esta derecha catalana como el que brindó el dirigente de las CUP David Fernández abrazándose el 9N a Artur Mas, las declaraciones de este y otros miembros de CUP ante la imputación del convergente diciendo que era “uno de los suyos”, o a un “anarco”-independentista supuesto argumentando que a Pujol se le criminaliza por ser catalán porque solo ha recibido una herencia de su padre. (13) No son casos aislados o extremos de una situación social. Son ejemplos del abandono generalizado de la lucha de clases y de la conciencia de la misma, que se aparta inevitablemente para dar paso a la cuestión nacional como ya advirtieron muchos antes que nosotros.

¿Qué hay del “derecho a decidir”?

Esta formulación novedosa ha sido uno de los escudos con los que se ha llegado al punto en el que estamos. Hay que reconocer a sus creadores que son fantásticos lanzando un eslogan con el que obligadamente hay que estar de acuerdo si no eres poco menos que un esclavista, claro. Habría que situarlo a la altura de los que decidieron llamar al movimiento antiabortista “provida”, ¿quién va a ser promuerte? Nadie, quizá Millán Astray y sus locos legionarios.

Quienes enarbolan este “derecho” en el Parque de la Ciudadela como quienes se reúnen al lado de la Plaza de Neptuno nos lo recuerdan siempre que tienen oportunidad a los partidarios de la democracia directa. Por ello cuando esta gente nos aborda defendiendo el “derecho a decidir” lo primero que habría que haber preguntado es cuáles son los límites de la decisión, quién tiene ese derecho y si se dan las condiciones de libertad, seguridad e imparcialidad que cualquier consulta requiere para ser considerada como tal. Evidentemente la convocatoria y los hechos represivos que la han rodeado quedan lejos de reflejar la voluntad real de la mayoría de personas a quienes estaba dirigida.

Nadie diría que la votación del “Anschluss” fue la aplicación del “derecho a decidir” por más que se mostrase con la careta de un referéndum. Pues de igual forma, y con un resultado popular excelente por lo que hemos visto, han utilizado esa fórmula para decidir la separación de una estructura del Estado español e intentar generar a través de ella un Estado nuevo. Solo que esta vez en lugar de ejercer el miedo y la fuerza directamente sobre los votantes para forzar la decisión, se aprovecha la fuerza y la violencia del contrario en una suerte de aikido político. Tal es así que con poco más de un 40% de participación y un 38% de síes (sobre el censo) se pretende dar por bueno el resultado (14). Si es un derecho no puede ser extinguido por mucho que terceros me impidan ejercerlo, y es kafkiano que encima lo haga la parte que lo ha puesto encima de la mesa y no sea recriminada por ello. Esto evidencia la adhesión que se ha logrado a las élites catalanas que siempre han querido decir “derecho a la independencia”, algo mucho más difícil de colocar en el mercado propagandístico.

¿Y qué hay de la represión?

Efectivamente ese es el otro escudo indestructible tras el que se parapeta el discurso independentista actual, incluso diría que también en el pasado, y lo que todo el mundo reconoce que ha generado más adeptos a la causa nacional. Lo hemos visto multiplicado exponencialmente este 1 de Octubre. Cuando hacemos crítica del Estado como elemento subyugador no lo hacemos porque sí. Esta es la reacción normal de quien en esencia es violencia. Lo curioso es que esa coerción se está ejerciendo ahora mismo con las reglas que los mismos dirigentes catalanes han aprobado para “participar” y “cambiar las cosas desde dentro”. Es indudable que una carga policial es la imagen más icónica de la violencia estatal. Sin embargo dependiendo del contexto no reaccionamos de la misma forma. No nos vamos a inmutar cuando los aficionados del Legia, o los Ultra Sur reciben los empujones y los gomazos de la Policía Nacional, sabiendo perfectamente por qué se utiliza la “herramienta”. Condenaremos sin dudarlo un instante las agresiones que Guardia Civil y Policía Nacional perpetraron el día de la consulta (las grabaciones, como siempre, son espeluznantes), las entradas en domicilios y sedes políticas sin orden judicial que se han llevado a cabo, reconociendo al mismo tiempo que no podemos empatizar con muchos de esos miembros de partidos catalanes citados a declarar a los que se aplaude, cuando “antesdeayer” han estado llamando a gritos y justificando posteriormente la represión a movimientos populares. La sobreactuación ha sido amplia, pero por poner un ejemplo podríamos referirnos a la “indignación” del señor Junqueras diciendo que “dónde se ha visto que la policía cargue contra gente desarmada con los brazos levantados”. Pues allí mismo, no hace tanto, muy cerca del asiento que su culo ocupa en el Parlament. Desde las declaraciones de Carod Rovira (ERC) contra el 15M (15), hasta las cargas de los Mossos en Plaza Catalunya el 27M, o las reacciones a la protesta ante el Parlamento catalán, que hizo salir entre otros al consejero de interior, el psicópata Felip Puig, en helicóptero, y la posterior represión judicial a los manifestantes ilustran el carácter de esta gente que ahora muestra su mueca de víctima (cuando por cierto a ellos no los han tocado, los golpes se los han llevado los de siempre). En aquél momento la calificación de “violentos” fue repetida hasta la saciedad en todos los medios, e incluso en una declaración de todos los parlamentarios, contrastando con su integridad absoluta (bueno, resultó dañada una chaqueta pintada con spray y les tiraron una piel de plátano). Y mientras oíamos los discursos se pudieron ver multitud de imágenes donde la gente era golpeada, pisoteada, pateada y detenida. Todo en el mismo día en que se rechazaban las enmiendas a la totalidad que presentaban otros partidos a los presupuestos antisociales del gobierno catalán con los votos de PP y CiU. (16)

La gestión del terrorismo, como el discurso nacionalista obran milagros como el que hemos visto últimamente con los Mossos. Tan pronto era la policía europea con más acusaciones por tortura y malos tratos como los héroes de las Ramblas o del referéndum. Tan pronto había una mujer que perdía un ojo en una manifestación o un mantero se caía por el balcón de su casa cuando entraban en ella; o un hombre se moría de repente de madrugada mientras le daban una paliza; o veíamos imágenes de las torturas en la comisaría de Les Corts, que aparecía el señor Trapero (el mismo que salía a justificar todo lo anterior) y todo el mundo confiaba de repente en su carácter democrático y su defensa de las libertades. Hasta les hemos visto “llorar por la violencia”.

Lo que está claro es que el discurso identitario se esconde detrás de la pantalla de “la represión inherente a España” olvidando que esa represión nos une a los que la sufrimos, ya sea el 1-O en Barcelona o el 22-M en Madrid (hay videos en youtube sin demasiadas diferencias), se ha ejercido en todas partes (en esto hay que reconocerles lo democráticos que son), y su aplicación se debe precisamente al cuestionamiento de la autoridad, sea la del actual Estado español con la policía nacional, la del parlamento catalán con los mossos o la del buscado Estado catalán con los mismos agentes.

¿Hay posibilidades al menos de utilizar la coyuntura para beneficio de la clase trabajadora?

No vemos de qué manera. Máxime cuando sabemos que la desorganización de los trabajadores es la norma (17), que los sindicatos convocantes son minoría si no contamos con CCOO y UGT y su larga tradición traidora, y que incluso la ANC y Omnium Cultural con un empresario “moderno” a la cabeza convoca movilizaciones (18).

Y esto atendiendo únicamente a los trabajadores catalanes, porque la dinámica de las cosas (algo por lo que siempre se han criticado desde nuestras posiciones los planteamientos nacionalistas) hace que se establezca una división entre trabajadores de un lado y del otro de la nueva frontera que se está dibujando. La aparición de banderas españolas en muchas ciudades (cuando no de pajarracos o esvásticas) y de emisiones del himno a través de las ventanas, es el efecto colateral que seguro que muchos hemos apreciado últimamente en ciudades y pueblos fuera de Cataluña, algo que no se veía habitualmente.

Podríamos hacer futuribles sobre la república catalana con el beato Oriol Junqueras de Presidente o la nueva mayoría absoluta de Rajoy para el resto, pero incluso desistiendo de hacer apuestas el panorama no parece halagüeño en ningún caso.

Lo que creemos que es de absoluta necesidad es repensar el papel que se está jugando en todo este asunto, la incoherencia que mantenemos aturdidos por la corriente mayoritaria o los discursos de los medios de masas para consumo de la “izquierda”, y centrar de manera firme nuestros esfuerzos en el desarrollo y avance de la conciencia de la clase trabajadora, que nunca ha tenido patria.


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(1) Recomendamos el trabajo titulado “Que ardan todas las patrias”.

(2) Responsable de la ANC en Madrid: “Cataluña es la última colonia española”.

(3) Resultados de la ratificación de la constitución española de 1978.

(4) Por poner un solo ejemplo podríamos hablar de la reforma laboral de 2012 aprobada con los votos de PP, CiU, UPN y Foro, y la oposición de todo el resto de parlamentarios.

(5) En el acto de este año asiste el secretario de Organización de las juventudes, Joán Solá.

(6) “Yo sí voy a misa”, decía la portada.

(7) Incluso afirma haber tenido conversaciones con Ratzinger en el Vaticano.

(8) Algo lógico por otra parte, visto lo visto. Ojo a los resultados electorales, que no hay partido con un discurso nazi explícito en el resto de España que los obtenga.

(9) En este artículo se recoge una foto curiosa del homenaje y sus “frases célebres”

(10) El “Monumento a la Batalla del Ebro” sigue siendo el monumento franquista de mayores dimensiones de toda Cataluña.

(11) En el artículo, aunque de reducidas dimensiones, hay una fotografía del padre Ripol saludando a Himmler.

(12) Además de este artículo, no es difícil encontrar las homilías que se están haciendo hoy sobre el tema.

(13) La Vanguardia, y Diario12, respectivamente.

(14) Cifras del referéndum en eldiario.es.

(15) En este artículo hay un resumen de esto que dijo: “Los españoles tienen todo el derecho del mundo a indignarse. Pero si quieren hacerlo como españoles, mejor será que no se confundan en el mapa y se manifiesten, se indignen, meen, pinten, griten e insulten allí donde les corresponde: en su país. Al fin y al cabo, no está lejos y está bien comunicado. Ese internacionalismo progre que va de apátrida, de anacional, de cosmopolita, cuando se expresa en el marco de una nación que no está normalizada políticamente está haciendo el juego al nacionalismo dominante: el español, por supuesto. Basta, pues, de complicidades ingenuas y de hacer el bobo con esa indignación de pacotilla.” No comment.

(16) El País 15-06-2011. Se encargaron de recordar que “no se puede parar la actividad del Parlament”. En 2015 el Supremo condenaría a 8 personas a 3 años de prisión.

(17) Este artículo en Solidaridad Obrera, reconoce lo afirmado: “La otra cuestión se sitúa en el contexto actual, en el que debido a la atomización de un movimiento popular que pueda hacer de contrapeso a la burguesía catalana y un movimiento obrero prácticamente inexistente carecerían de la necesidad histórica de las fuerzas represivas del Estado Español (Guardia Civil, Ejército…) para combatir dichos movimientos, más aún ahora que disponen de un cuerpo de Mossos d’Esquadra moderno y desplegado en todo el territorio.”

(18) Jordi Cuixart, su presidente, es propietario de Aranow Packaging Machinery y fundador de la fundación privada de empresarios FemCat.

miércoles, 11 de octubre de 2017

NACIONALISMO DE IZQUIERDAS: RECULAR EN VEZ DE AVANZAR



«Ni derechas, ni izquierdas: entre arriba y abajo está la pelea» decía una copla de Isabel Escudero. Pero por izquierdas se puede entender el conjunto de ideas avanzadas que, desde hace poco más de dos siglos, buscan una transformación social en aquello que defienda más los derechos humanos y las libertades cívicas, se incremente la participación popular en asuntos políticos y una mayor igualdad. Y, en especial, todas las ideas socialistas y sus variantes que surgieron con fuerza durante el siglo XIX (dejando a un lado la denominada izquierda liberal-burguesa). El socialismo genérico busca un mejor reparto de la riqueza, igualdad de oportunidades y condiciones, controlar la economía y los medios de producción y no dejar un Mercado libre autorregulador.

Podemos dividir las variedades socialistas en dos grandes grupos o ramas enfrentadas desde hace tiempo. La primera es la centralista o autoritaria, cuyo objetivo es acceder al poder a través de una élite o vanguardia política. Y la otra es la federalista o libertaria, que cree en los cambios desde abajo, con la gente.

Los integrantes de la rama autoritaria presentan dos estrategias: la vía parlamentaria de los reformistas socialdemócratas y laboristas vendidos al Capital, que tienen ahora más de derecha neoliberal que de izquierdas; y la leninista que se apropió del nombre 'comunista', la cual creó uno de los sistemas dictatoriales más cruentos de la historia. Ahora muchos de éstos enarbolan la bandera del Estado del Bienestar. También a este grupo añadiremos a los partidos verdes.

La rama libertaria se conoce como anarquismo, además de profesar una mayor ética, es la única que debería considerarse verdaderamente de izquierdas.

Todos éstos formaron sus propios sindicatos que confluyeron en un combativo movimiento obrero como respuesta a los abusos del capitalismo reinante y el Estado-nación moderno. Formaron un frente de resistencia común a través de sus diferentes internacionales, dando una dimensión cosmopolita a la gran familia socialista; o sea, el talante original y natural de la izquierda. Porque no se puede permanecer aislado en un Mundo con problemas comunes que afectaban y afectan a todos por igual.

En este mundo en el que vivimos domina una única idea, el dinero. Todos queremos acceder a él, lo que genera diferencias en su distribucción. Los hay que lo acumulan, y los que carecen de ello. Las sociedades humanas terminan estando subordinadas al Capital y, por querer prosperar, se afianza más la creencia en incrementar la producción de cosas más que en su reparto. Los gobiernos supeditados o cómplices del poder económico crean las condiciones legales para que esto impere más en todos los países del Mundo. Dejando al margen asuntos como la justicia social y la equidad, toda cohesión social se derrumba en nombre de este pensamiento único global que domina. Los ricos más ricos y los pobres más pobres, como efecto del neoliberalismo que nos asfixia. Los principales beneficiarios son las grandes multinacionales y el mundo de las altas finanzas, así como muchos políticos.

A nivel planetario los problemas aumentan sin encontrar alguna solución provechosa para todos: Agrandamiento abismal de las diferencias entre países desarrollados y los empobrecidos. Incremento de la deuda externa y el dinero negro. Crecimiento de la pobreza y las desigualdades sociales. Reducción del gasto público y reformas laborales más antipopulares. El auge de fundamentalismos religiosos y nacionales. Sobreexplotación de los recursos naturales y crecimiento demográfico mundial. Destrucción de ecosistemas y reducción de la biodiversidad, efecto invernadero y el agujero en la capa de ozono. Contaminación atmosférica y de las aguas. Y muchos más, como las guerras continuas.

La mejor forma de imponer el neoliberalismo o capitalismo salvaje es dividir a la clase obrera con el discurso nacionalista. Bien sea centralista o separatista, ambos tienen en común que las clases populares de un país se alíen con la burguesía nacional para hacer frente a los extranjeros, especialmente pobres. A nivel centralista se considera a los inmigrantes como responsables del paro y la precariedad laboral, en vez de echar la culpa a los verdaderos responsables, que son los ricos y gobernantes. Y a nivel separatista, la izquierda nacionalista se une a la derecha nacionalista ante la supuesta invasión de trabajadores de otras regiones, además de perseguir políticas económicas complementarias al corte neoliberal.

Las políticas neoliberales consisten en reducir las ayudas sociales y en elevar los tipos de interés. La reducción del gasto público en servicios sociales disminuye la capacidad de compra de los obreros y asalariados, consecuentemente la de las ventas de las empresas, viéndose obligadas a despedir gente para poder funcionar. La elevación del tipo de interés encarece los préstamos bancarios, reduciendo las inversiones de las empresas y aumentando el desempleo. Tanto una política como la otra lo que persiguen al aumentar el paro es sumar las presiones para mantener bajos los salarios y elevar los beneficios empresariales. Para imponer estas medidas hay tres formas:

1.- Gobierno central autoritario, cuya política represiva impide la movilización social contra las medidas neoliberales, como fue en el caso del Chile de Pinochet.

2.- Apertura de las aduanas a mercancias extranjeras y cesión de soberania a instituciones internacionales no democráticas al servicio del Gran Capital. la entrada de mercancias extranjeras más competitivas en un país poco desarrollado llevaría al cierre a sus empresas, y si no quieren ésto, tendrían que bajar precios y salarios. La cesión de soberania a instituciones como el Banco Central Europeo, al servicio de transnacionales, dificultaría la movilización social al no haber un gobierno al que arrancar concesiones.

3.- Descentralización fiscal y desregulación del mercado laboral a favor de gobiernos locales y regionales, que generaría una competencia entre las regiones para captar Capital ajeno. Para imponerla es necesaria la exixtencia de movimientos identitarios que persigan una mayor autonomía o la independencia.

El nacionalismo, como ideología que convierte a la patria en valor absoluto, es lo opuesto a ser de izquierdas. Los que se autodenominan como 'nacionalistas de izquierdas' son los camisas-pardas actuales del capitalismo global o pensamiento único. Durante la Gran Guerra de 1914-18, muchos dirigentes socialistas confraternizaron con el patriotismo y, por ende, con los capitalistas de sus gobiernos; supuso el fracaso de la II Internacional. Tras ello, unos personajes mezclaron las ideas socialistas con el nacionalismo, entre ellos Benito Mussolini, dando pie a los primeros movimientos fascistas europeos.


Nº 20 - junio 2001